La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad crónica de la piel con una etiología compleja. Se caracteriza por la inflamación de la piel y erupciones pruríticas que ocasionan picor, malestar generalizado y nerviosismo.

Las causas de la DA son multifactoriales: una combinación de condiciones genéticas, ambientales, de desregulación inmunológica y de disfunción de la barrera cutánea.

Es más fácil desarrollar la DA durante los primeros años de vida del bebé, porque su sistema inmunitario es más débil y está influenciado por factores ambientales como la dieta.

Hay muchos estudios nutricionales que hablan de la influencia de la alimentación de la madre y la predisposición a las enfermedades atópicas en los bebés. Pero aún no hay evidencia científica clara para indicar a la madre lactante o embarazada que modifique su dieta para prevenir la dermatitis de su hijo.

Algunos estudios nutricionales observaron que la DA en bebés amamantados mejoró después de que las madres eliminaran de su dieta antígenos ofensivos como el huevo y la leche de vaca. En otros estudios se observó que, a mayor ingesta de vegetales por parte de la madre durante el embarazo y la lactancia, menos prevalencia de eczema en lactantes de 24 meses de edad. En cambio, donde hay evidencia es en el uso de probióticos. Los expertos en la materia afirman que el uso de probióticos durante el embarazo y la lactancia es seguro y eficaz en la reducción del riesgo de DA en lactantes con madres alérgicas. Por lo tanto, se recomienda que las madres que tengan alguna alergia tomen complementos alimenticios con probióticos para prevenir la DA de su hijo.

También se ha visto el papel que juegan los ácidos grasos poliinsaturados Ω-3 y Ω-6 modulando el riesgo de enfermedades alérgicas en la descendencia (20). Una ingesta mayor de Ω-6 que de Ω-3 puede provocar un cambio en la respuesta inmunológica y promover las enfermedades alérgicas, entre ellas la DA. La oferta de alimentos ricos en ácidos grasos Ω-6 (aguacate, todos los aceites vegetales: oliva, girasol, frutos secos y semillas, almendras, avellanas, sésamo) es mayor que la oferta de alimentos ricos en Ω-3 (pescado —y, en concreto, el pescado azul—, nueces, semillas y aceite de lino y de nuez, semillas de chía y algas). Por lo tanto, a modo preventivo, aconsejamos que la madre embarazada o lactante piense en cómo se alimenta y valore la opción de enriquecer su alimentación con complementos alimenticios a base de Ω-3.

Para concluir, en cuanto al patrón alimentario a escoger, lo que sí que está claro son los beneficios para la salud de la dieta mediterránea: alto consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales y consumo limitado de cereales refinados, carne y lácteos.

Desde Dietéticos Intersa te recomendamos:

Incrementar la ingesta de probióticos durante el embarazo y la lactancia tomando, a diario y en ayunas, 2 sobres de Regenelactis disueltos en agua todas las mañanas.

Asimismo, recomendamos incrementar el aporte de ácidos grasos Ω-3 tomando DHA Esential’Mama. Durante el embarazo, 1 perla con la comida y en la lactancia, 2 perlas: una en la comida del mediodía y la otra en la cena.