La piel de los recién nacidos es tierna e inmadura. Contiene una mayor proporción de agua, pero su capa córnea es más fina y sensible, es decir, que su estrato córneo está menos cornificado y es más susceptible a la irritación. Se trata de una inmadurez inmunológica temporal que la hace más sensible, sobre todo en sus primeros días, y más expuesta a los agentes externos.

Los bebés nacen con una sustancia predominantemente grasa, la vernix caseosa, cuya función, además de cubrirles en el útero materno, es protegerles frente a la deshidratación y las infecciones que le rodean. Por este motivo, es conveniente mantener esta sustancia grasa en la piel del bebé los primeros días de vida y esperar un número de días prudente para realizar el primer baño del pequeño (normalmente se hace el día después de la caída del cordón umbilical, entre los 7 y 14 días después del nacimiento).

A pesar de ser una piel inmadura, está protegida por varios factores importantes: la acidez de la superficie (pH), que la protege contra la infección, y el manto hidrolipídico o emulsión epicutánea, que la protege frente a la pérdida transdérmica de agua. Por ello, es de gran importancia respetar y potenciar la protección natural de la piel del bebé mediante la aplicación de ácidos grasos esenciales procedentes de aceites vegetales obtenidos en frío. Estos ayudarán a redensificar y fortalecer la epidermis, a mejorar el tono y el volumen de la piel y a minimizar la pérdida transdérmica de agua (lo que hace que esté protegida frente a la desecación). Asimismo, contribuirán a proteger la inflamación. Los aceites auténticamente vírgenes conservan la densidad, el color y el aroma del fruto o la semilla de la cual proceden, se absorben con facilidad y conservan la fracción insaponificable, vitamínica y oligomineral, todo para fortalecer la función barrera de la piel del bebé.

Es importante, también, que la persona que le baña, que le besa y que le mima mantenga unas buenas condiciones de higiene para prevenir infecciones. Por otro lado, hay que evitar bañar al bebé con jabones muy espumosos y con sulfatos —puesto que desecan su piel—, usar toallitas con químicos o limpiadores de culito con alcohol y, por supuesto, usar cosméticos con productos aromáticos, perfumes y/o colorantes sintéticos. Por todo ello, la bio-cosmética natural es la mejor opción para el cuidado de la piel del bebé: es saludable, respetuosa y está en perfecto equilibrio con la piel sensible de nuestro bebé.

Pero para que el bebé esté bien, la mamá tiene que estar bien. Por eso, ella también tiene la opción de usar productos que cubran todas sus necesidades de una forma natural. La piel de la mamá tiene que comenzar a cuidarse desde el momento en que sabe que está embarazada. Desde ese instante, los esenciales para el cuidado de la mamá serán, por un lado, bio-cosméticos que potencien la elasticidad de la piel del vientre y de los senos (así se prevendrá el rasgamiento y la aparición de las temidas estrías) y, por otro, aquellos que nos ayuden a reafirmar la piel de los senos y del cuerpo después de dar a luz.

Asimismo, tampoco hay que descuidar el cuidado y la elasticidad del pezón para prevenir la aparición de grietas ni la elasticidad del perineo, con el masaje adecuado, para tener un parto perfecto. En este sentido, los aceites vírgenes que proporcionan ácidos grasos Ω-3, Ω-6 y Ω-9 también potenciarán la elasticidad y protegerán de la flacidez de forma natural. Es recomendable usar aceites como el aceite virgen de baobab, jojoba, borraja o rosa mosqueta. También el extracto del alga Alaria esculenta, de demostrada eficacia para proteger las fibras de colágeno y elastina, que cohesionan y mantienen firme la red de fibras de la dermis. Otro ejemplo es el aceite de paquerette o aceite de margarita común, un macerado único de propiedades reafirmantes. Este hipérico contribuirá a proteger y cicatrizar el pezón y la rosa mosqueta selección y el baobab, a potenciar la elasticidad del perineo para facilitar el parto.

En definitiva, tanto para la mamá como para el bebé, es posible usar fórmulas 100% naturales y elaboradas con ingredientes de calidad de origen vegetal. Dichos ingredientes son respetuosos con el medio ambiente y han seguido sus correspondientes controles pediátricos, dermatológicos y ginecológicos para que tanto el ritual de la espera como el de la bienvenida sean un acontecimiento único y extraordinario que dé paso al Despertar de la vida.