Durante la estación veraniega, la piel del bebé se ve afectada por el calor, el sol y la humedad, afectando a su delicado equilibrio. Tener en cuenta una serie de aspectos, nos ayudará a mantenerla protegida y saludable. 
 
Es importante primero mantenerla perfectamente hidratada, con la crema o body milk natural. Huir del uso de cremas hidratantes con agentes peliculantes que no respetan las funciones naturales de la piel. La hidratación con una crema natural asegura a la piel de nuestro bebé, un aporte fundamental de ácidos grasos esenciales que permitirá reforzar la función barrera, enriquecer el manto hidro-lipídico, disminuyendo así la pérdida trans-epidérmica de agua en la piel. Son ideales las fórmulas ligeras, sin alérgenos, tipo body milk, de fácil absorción, compatible con la elevada transpiración veraniega.
 
También potenciamos la hidratación y el aporte de ácidos grasos esenciales a la piel, aplicando un aceite de masaje después del baño.  El aceite de jojoba, algodón, baobab y la manteca de karité, son algunos de los más aconsejados, ya que no contiene alérgenos específicos para la delicada piel del bebé. Si lo aplicamos con la piel húmeda, resultará muy agradable para nuestro bebé y nos permitirá dedicar unos momentos al masaje que potenciará nuestro vínculo afectivo.
 
Recordar también que es importante hidratar al bebé por dentro, ofreciéndole líquidos con frecuencia, para mantener un buen nivel de hidratación.
 
Si apreciamos la aparición de rojeces, sarpullidos o erupciones cutáneas en determinadas partes del cuerpo como son mejillas, comisuras o pliegues de las extremidades, que se produce cuando los poros se obstruyen y no dejan salir el sudor formando pequeños granitos rojos o ampollitas que pueden picar. Para evitarlo, se debe mantener al bebé fresco y seco y podéis aplicar una pequeña capa de polvo de arroz fluido con caléndula (evitar el talco que obstruye los poros y empeora la situación), ello contribuirá a reducir la irritación, calmar y recuperar la piel de estas zonas específicas.
 
Es importante también vestir al bebé con ropa ligera, tejidos suaves y fibras naturales que permitan una buena transpiración de la piel y el uso de humidificadores en regiones especialmente secas.
 
En general la piel de los niños con piel atópica , mejoran durante la estación veraniega y los baños en el mar, pero es importante tener especial cuidado de las zonas donde existen lesiones, mantenerlas protegidas y evitar el contacto con la arena. Después de la playa, limpiar cuidadosamente la piel y mantenerla perfectamente hidratada con bálsamo adecuado, rico en ácidos grasos esenciales, fundamentales para contrarrestar la inflamación de la piel. También será importante evitar que el niño sude demasiado y lleve prendas de fibras naturales, no demasiado ajustadas que pudieran friccionar la piel.
 
La piel puede irritarse también con las sustancias químicas procedentes de los detergentes y suavizantes de la ropa, por lo que aconsejamos lavar la ropa con detergente natural- certificado, y preferentemente enjuagarla un par de veces, ello contribuirá a reducir la sequedad, la descamación y el picor.
 
Deseo que estas recomendaciones os sean de utilidad para disfrutar de un verano sano y saludable. 

Maribel Saiz Cayuela